En estos días recibí dos mensajes similares, “Hola, ¿qué opinas de…? ¿dónde puedo encontrar información acerca de…? Espero que te estés recuperando bien.”
Antecedente importante. Ambos mensajes llegaron de personas que saben que estoy tomando un tiempo para cuidar de mi salud, recuperándome de un procedimiento, y no estoy atendiendo temas de trabajo. Quizá esto ultimo es lo que me dejó ver la situación con mayor claridad.

Y la situación es que tenemos un problema cultural serio. Y digo “tenemos” porque yo tampoco me salvo.

He sido socializada como mujer en una cultura que exige de nosotras hacer trabajo no remunerado, con frecuencia con una carga emocional importante. Se espera que cuidemos, que demos, que regalemos, que nos pongamos en servicio del bienestar y las necesidades de otros. Por otra parte, he sido socializada en una cultura mexicana del regateo y de esperar cosas gratis. Hace ya mucho que tome la decisión de no regatear a nadie por su trabajo, ¿quién soy yo para decidir lo que vale el trabajo de otra persona? Pero todavía me descubro de pronto con el impulso de hacerlo.
Así que quizá no me sorprendo tanto como se esperaría con el hecho de que a alguien se le ocurra que es pertinente pedir que una persona que ha dicho expresamente que no está atendiendo temas de trabajo no solo lo haga, sino que lo haga sin remuneración, espontáneamente.
Al escribir esto, quiero dejar muy claro que no es mi intención avergonzar a nadie. Sí es mi intención generar reflexión y optar por salirme de este patrón, como acto de resistencia.

Te preguntarás qué diablos tiene que ver esto con mindful eating. La respuesta es todo. Un par de elementos cruciales:

  • Para liberarnos de aquello que nos hace sufrir y nos oprime (la cultura de las dietas, la cultura de la labor emocional no remunerada) es necesario ejercer activamente resistencia que surja de la sabiduría y el amor por aquello que nos es valioso y a lo que aspiramos.
  • Cómo comemos, qué ofrecemos y qué aceptamos tiene que ver con auto-cuidado y con límites, con cómo nutrimos nuestra vida, con el sustento/sostén que recibimos y cómo eso nos permite ser la presencia que queremos en el mundo.
  • Cuando no honramos nuestros límites y nuestras necesidades, y nos descubrimos respondiendo de manera automática a las peticiones de otros porque ‘hay que ser generosas’ o ‘lo necesitan’ o ‘es lo que se espera de nosotras’, terminamos sobrecargadas, agotadas, estresadas, etc. y eso se refleja, por supuesto, en nuestra relación con la comida y con nuestro cuerpo.
Ahora, regresando al tema de la labor no remunerada. Justo ayer platicaba con mi amiga Jessica Vazquez del tema del sustento económico, y me compartía un concepto importantísimo: NADA es gratis, porque le cuesta trabajo y recursos a alguien. Y mientras que sigamos creyendo que hay cosas gratis vamos a continuar perpetuando el ciclo de explotación, que afecta particularmente a mujeres y otras poblaciones oprimidas y marginadas. Y como la explotación y la injusticia me indignan profundamente, me niego a seguir siendo parte de este ciclo. Así que opto por salirme. No está en mis manos controlar lo que los demás hacen o piden, pero sí está en mis manos honrar mi congruencia y responder honrando mis límites. Traducción: yo no continuaré ofreciendo mi trabajo de manera no remunerada. Me toca honrar el esfuerzo y legado de mis padres y maestros, y me toca honrar también mi propio compromiso. He estudiado y adquirido experiencia profesional y clínica a lo largo de más de 20 años, además de recorrer yo misma el camino que enseño en la búsqueda de crecimiento y sanación. He invertido cantidades muy significativas de recursos. He dedicado mi vida a aprender la mejor manera de ayudar a otros a cultivar una vida más consciente, gozosa y plena. He hecho curaduría extensísima de libros, artículos y muchos recursos. Y por supuesto quiero que esto esté en servicio del mundo, pero no a mis expensas. No con el costo de la fatiga, el resentimiento y la falta de un sustento digno.

No continuaré siendo parte del problema de la explotación y la labor no remunerada. Si alguien quiere beneficiarse de mis estudios y experiencia, del trabajo personal profundo que he hecho a lo largo de muchos años, pediré en reciprocidad una remuneración justa por estos servicios. Y te invito a ti a hacer lo propio. Seamos parte de la resistencia, de un cambio cultural profundo para un mundo más justo y equitativo para todos.

* P.D. Por supuesto continuaré ofreciendo servicios con cuota ajustada y becas para honrar los valores de accesibilidad, equidad, justicia, generosidad y altruismo, en la medida en la que mis necesidades estén cubiertas y mis recursos lo permitan.

Y tú, ¿identificas en ti misma efectos de la cultura de la explotación y la labor no remunerada? ¿Cómo se traduce en cómo cuidas de ti?