por Hilary Kinavey, de Be Nourished, traducido por Lilia Graue da clic aquí para leer el original en inglés

He estado escuchando esto recientemente:

“Las personas quieren poder hablar acerca de perder peso y no ser avergonzadas por ello”.

Sí. De acuerdo.

Es una idea equivocada creer que todas las personas que llegan con un profesional de salud u organización neutral con respecto al peso ya se subió al tren de la aceptación corporal. Nuestras oficinas están llenas de personas que sienten que deben hablar en secreto acerca de cómo, debajo de todo su feminismo liberal, siguen queriendo bajar de peso.

De hecho, muchas de nuestras clientes a lo largo de los años ABSOLUTAMENTE quieren liberación corporal para todas, pero titubean cuando se trata de ellas mismas (esto de la aceptación corporal no es fácil). La verdad es que la mayoría de las personas con las que trabajamos quieren perder XX kilos antes de trabajar en aceptar sus cuerpos.

Las “buenas feministas” no están obligadas a amar su cuerpo. Si te sientes mal acerca de no amar tu cuerpo, eres de hecho parte de un gran club feminista. Pero esto no hace que la respuesta sea perder peso.

Los profesionales de salud que ofrecen pérdida de peso quizá no entiendan la necesidad de sanar la relación con la comida y con tu cuerpo para poder crear las condiciones que hacen que la aceptación corporal sea posible. Una vez que sanas eso, el concepto de pérdida de peso es demasiado pequeño para caber en todo el radical auto-cuidado que emplearás para honrar todo lo que tú eres.

Pero si estás anticipando ser avergonzada por parte del movimiento de Positividad Corporal / Salud en Todas las Tallas por desear perder peso, hablemos.

Algunas personas creen que hay un problema con el movimiento de Positividad Corporal y Salud en Todas las Tallas – ¡están yendo demasiado lejos! ¿Por qué son tan extremistas? ¿Tan quisquillosos? ¿Y qué si alguien quiere bajar unos cuantos kilos? ¿Cuál es la verdadera liberación en este movimiento? ¿No deberían tener las personas soberanías sobre sus cuerpos, incluyendo querer bajar de peso?

Si ésta ha sido tu pregunta entonces has nombrado lo que se siente para muchos como una complicación de este movimiento. Hay días en los que no me gustaría entrar en este debate en lo absoluto. Éstas son conversaciones difíciles. Sé que hay personas que se sienten alienadas de ambos lados.

Sí creo que el deseo compartido de progreso, seguridad, consentimiento y liberación para los cuerpos de las personas requiere que no nos detengamos aquí, sino que profundicemos y nos desafiamos en algunos de los lugares en los que nos gustaría descansar y estar cómodos. Francamente, para muchos, es difícil creer que sanar la relación con la comida y el cuerpo traerá más recompensas que la conocida esperanza de perder peso. El peso está (erróneamente) implicado en casi toda la incomodidad y enfermedad en nuestros cuerpos. Nuestra comprensión de lo que la pérdida de peso “cura” está investida de una ciencia impregnada de prejuicios en torno al peso. Tenemos todavía que desenmarañar la sensación del bienestar cuando uno pierde peso de cómo nos sentimos cuando se reduce el estigma.

Los enfoques incluyentes con respecto al peso enfatizan sanar tu relación con la comida y con tu cuerpo y recuperar la confianza en un cuerpo que ha sido apropiado por la cultura de las dietas. Ésta es la razón por la cual nuestro enfoque se aleja del lenguaje de la pérdida de peso. El énfasis en sanar la relación con la comida y el cuerpo necesita ser más fuerte que la idea de que perder unos cuantos kilos es un ejemplo de liberación.

La industria de la pérdida de peso es la responsable de que controlar el tamaño de nuestros cuerpos se sienta como una elección consistente y viable. Éste es un concepto inventado. Esta industria ha creado planes que no funcionan a largo plazo, y te han convencido de que es tu culpa. Llevemos esto un poco más allá para afirmar que la pérdida de peso en sí misma no es consistentemente accesible para quienes “juegan bien sus cartas”. La pérdida de peso es un efecto secundario ocasionalmente sustentable de sanar la relación con la comida y el cuerpo para algunas personas. Todo lo que te han dicho acerca de cuánto deberías pesar no es científico, verdadero ni preciso. La idea de que la pérdida de peso es una elección está firmemente arraigada en la cultura de las dietas.

Y quizá sigas sintiéndote mal porque de verdad quieres perder algo de peso. ¿Y por qué no lo querrías dada la cultura en la que vivimos? Todo lo que se nos ha enseñado acerca del peso es impreciso. Todo lo que se nos ha enseñado acerca de cuánto control tenemos sobre nuestra talla también está equivocado. La disonancia que esto crea ciertamente puede ponernos en contacto con un sentimiento de vergüenza. No obstante, hacer del movimiento de Positividad Corporal y Salud en Todas las Tallas el chivo expiatorio no es emocionalmente honesto. En cambio, nombra la tormenta de sentimientos que acompaña al reconocimiento de que has sido engañada(o) por la cultura de la pérdida de peso. Frústrate por la forma en que la pérdida de peso regresa cíclicamente a tu vida y te decepciona. Tira las puertas de todos los “enfoques integrativos para perder peso” y déjales saber que no son diferentes. Diles a todas las personas que puedas que dejen de coludirse con la parte de tu mente que cree que hay partes de ti que son inaceptables.

No necesitas estar de acuerdo con todo lo que el movimiento de liberación corporal incluye para ser parte de él, pero si eres parte de este movimiento, necesitas incluir a TODOS los cuerpos. Para poder incluir a todos los cuerpos necesitamos utilizar lenguaje que cuestione y denuncie la levedad que traemos a las conversaciones de pérdida de peso y entender que vivir en un cuerpo gordo en nuestra sociedad es significativa y consistentemente desafiante. Cuando la pérdida de peso es puesta sobre la mesa de manera casual, el prejuicio con respecto al peso y los trastornos alimentarios persisten. Necesitas considerar que nuestras discusiones de peso están arraigadas en distintos tipos de discriminación. Sabemos que ésta no es tu intención ni tu culpa. Y al mismo tiempo, como con cualquier otro tema de justicia social, tu postura tiene un impacto.

Así que, ¿cómo quieres tener esta conversación tan necesaria acerca del peso? Encuentra a alguien que esté dispuesta a escuchar de manera profunda y a suspender su propia experiencia cuando está contigo. Cuéntale tu historia entera. Pide a esa persona que desafíe tu zona de confort con gentileza, amorosamente, con compasión, hábilmente. Permite que la historia de tu cuerpo siga siendo compleja – no fácilmente resuelta con un plan para modificar tu tamaño y hacerte más pequeña. La ambivalencia y el miedo probablemente te acompañarán cuando hables tu verdad. No permitas que te detengan.