Cuando veo publicaciones de alimentación consciente (mindful eating), parecería que 9 de cada 10 promueven dietas disfrazadas. Por supuesto, hay de todo en un espectro desde apropiación burda de la práctica por parte de la cultura de las dietas hasta sesgo sutil en torno al peso y trampas mentales condicionadas por la mentalidad de dieta.

Entre los mensajes más prominentes están:

  • Comer menos es un ‘beneficio’ ‘natural’ o ‘efecto secundario’ de la alimentación con atención plena;
  • Nunca comas cuando no tienes hambre;
  • Siempre deja de comer cuando estés satisfechx/llenx;
  • Tener una meta de peso es radicalmente distinto de enfocarse en modificaciones de conducta / hábitos vinculadas conel objetivo de perder peso / controlar el peso;
  • La actual ‘epidemia de obesidad’ es prueba contundente de que como sociedad estamos desequilibrados, y necesitamos ‘curar’ esto con mindful eating;
  • Si cultivas equilibrio y moderación de la manera ‘correcta’, seguramente perderás peso ‘naturalmente’, logrando establecerte en el ‘rango de peso saludable’;

Todas las afirmaciones anteriores son producto de la cultura de las dietas y el prejuicio en torno al peso.

Entre los mensajes distorsionados que he señalado, el último, que el equilibrio y la moderación necesariamente conducen a un peso ‘equilibrado’ (lo que sea que eso signifique) es particularmente dañino y generalizado, puesto que puede parecer una ‘verdad’ absoluta en el contexto de distintas tradiciones espirituales asociadas con la práctica de mindfulness / mindful eating.

Mientras que todas las tradiciones espirituales son en esencia un camino de liberación y despertar, y cultivar moderación y equilibrio en integridad es parte integral de este camino, el cultivo de la moderación y el equilibrio necesita surgir de un lugar de corporalidad, de conciencia encarnada, de reflexión, introspección, discernimiento y sabiduría, desde el permiso incondicional de cuidarnos y nutrirnos. No desde la vergüenza, el juicio o la culpa. No desde la consigna de que nuestro cuerpo se adecúe a estándares normativos impuestos de manera externa.

Por supuesto, tendemos a gravitar hacia lo que nos es más conocido, y hay numerosas connotaciones subyacentes e invisibles en la forma en que se nos enseña la práctica por parte de maestrxs y profesionales de salud, que también son vulnerables al sesgo y al prejuicio. En palabras de Verna Myers, “si tienes un cerebro, tienes sesgos y prejuicios”. Si añadimos a esto que la justicia social y el discernimiento de estructuras y discursos de poder y opresión casi nunca se enseñan como parte integral de los entrenamientos en atención plena, compasión y alimentación consciente, y que el sesgo en torno al peso está tan generalizado que algunxs de lxs maestrxs más reconocidxs de mindful eating lo perpetúan inadvertidamente, tenemos la receta perfecta para ocasionar más sufrimiento.

Los trastornos alimentarios y de imagen corporal se alimentan de un foco exagerado en el peso. ¿Cómo ayudar a las personas a sanar si nuestra cultura sigue enferma, enfatizando los desenlaces en función del peso? ¿Si quienes participamos en el tratamiento seguimos poniendo el foco en el peso?

Todo esto sin considerar el latente riesgo de aprender y enseñar mindful eating en un modo de evasión espiritual (spiritual bypassing).*

Apropiarse de la práctica de mindful eating de una forma que sostenga el prejuicio en torno al peso y alimente la mentalidad de dieta traiciona los principios éticos de la atención plena.

Utilizar la alimentación consciente como una forma más de buscar que los cuerpos se acoplen al tamaño que hemos sido socializadxs a considerar como aceptable y ‘saludable’ hace daño y perpetúa la opresión corporal y el trauma.

La atención plena, la compasión y la alimentación consciente son prácticas para sanar nuestras relaciones –con nosotrxs mismxs, con la comida, con la tierra. Fundamentalmente, nos permiten cultivar ecuanimidad, gozo empático, aceptación radical, bondad amorosa y compasión. En términos de nuestra relación con la comida y nuestro cuerpo, nos permiten nutrirnos honrando las necesidades de nuestro cuerpo y, en función de las condiciones de nuestro contexto, hacer elecciones arraigadas en sabiduría que discierne, bondad y compasión.

Cuando promovemos alimentación consciente de una forma que no está informada por justicia social, determinantes sociales de saludtrauma e interseccionalidad, hacemos daño.

Cuando no comprendemos que la discriminación por el peso es trauma, hacemos daño.

Cuando decimos que estamos de acuerdo en no enfocarnos en el peso, pero continuamos creyendo que una práctica ‘correcta’ de mindfulness/compasión/mindful eating conducirá a cambios en el tamaño corporal – y estamos esperando que dichos cambios ocurran en las personas a quienes enseñamos o proveemos atención clínica – hacemos daño.

Cuando nos coludimos con una cultura que busca hacer que los cuerpos se acoplen al ideal de belleza o salud para ser considerados como valiosos, hacemos daño.

Cuando no somos capaces de ver que todo lo que sea enseña acerca de moderación y restricción en el ámbito alimentario cae en el campo fértil de una cultura y sociedad en la que la mentalidad de dieta está generalizada y rampante, hacemos daño. Nuestra intención puede ser promover equilibrio, pero si adoptamos la postura de “no ver el mal, no escuchar el mal”, estamos fracasando en asumir la responsabilidad del impacto de nuestras palabras y acciones. Alabar las virtudes y beneficios de la moderación y el equilibrio no contribuye a la liberación dentro del contexto de la cultura de las dietas. Solo desde el permiso incondicional y la conexión con la corporalidad sentida es que las personas pueden elegir lo que para ellas promueva bienestar genuino.

Cuando dejamos de escuchar, y centrar, las voces marginadas que nos dicen que nuestras enseñanzas son opresivas hacemos daño.

Si enseñamos mindful eating, tenemos una obligación ética de continuamente evaluar y deconstruir nuestros propios prejuicios y sesgos – incluyendo las siguientes creencias:

  • Que el tamaño del cuerpo está en directa relación con el estado de salud físico y mental de las personas. Sí, pero no por las razones que probablemente piensas. La realidad es que un cuerpo de mayor tamaño implica ser blanco de opresión corporal, marginación y discriminación, y esto tiene un impacto en la salud.
  • Que podemos inferir algo acerca de las conductas y/o estilo de vida de alguien con base en su peso. Lo único que podemos saber por lo que asumimos de alguien a partir de su peso/tamaño son nuestros propios prejuicios y sesgos.
  • Que ‘sobrepeso’ y ‘obesidad’ son términos neutros y/o que pueden ser utilizados sin una connotación de discriminación. NO. No podemos eliminar el estigma y sesgo implícitos en palabras cuya etimología es equivocada, en términos que han sido creados y centrados por un sistema que patologiza y margina a ciertos cuerpos.
  • Que un enfoque centrado en el peso (centrado en ‘sobrepeso’ y ‘obesidad’) es compatible con un foco inclusivo con respecto al peso. La contradicción es evidente.
  • Que un enfoque centrado en el peso es compatible con mindful eating. Esta creencia se origina en prejuicios y en la mentalidad de dieta. Hasta que seamos capaces de sacar al peso de la ecuación (habiendo entendido plenamente que no es algo que pueda ser modificado, manejado o controlado a voluntad de manera sustentable, duradera y que no promueva conductas alteradas; y dejando de usarlo como indicador confiable de salud y bienestar) no podremos verdaderamente apoyar a alguien a escuchar sus necesidades y ponerse cómoda en cuidar de esas necesidades y nutrirlas de manera consistente, soltando el desenlace.
  • Que un enfoque incluyente con respecto al peso es sinónimo con estar en contra de la pérdida de peso. Por favor lee más acerca de este enfoque. No nos oponemos a los cambios en peso o talla que puedan ocurrir como resultado de autocuidado amoroso, compasivo y consistente; nos oponemos a la persecución deliberada de la pérdida o control de peso, tanto desde una postura ética y de justicia social como desde un enfoque basado en evidencia. ¿Has analizado de manera crítica los datos acerca de los desenlaces a largo plazo? El enfoque incluyente con respecto al peso no es el plan de ‘al diablo con todo’- se trata de redefinir objetivos y foco para nuestras intervenciones, con una conciencia no solo de la mentalidad de dieta, sino del pensamiento binario, del contexto y de diversos discursos opresivos, incluyendo el salutismo.
  • Que es irresponsable ignorar las “consecuencias serias para la salud del peso”. Quieres decir en términos del estigma, la discriminación y la vergüenza, ¿verdad? O tal vez estés confundidx con respecto a la diferencia entre correlación y causalidad?
  • Que el peso es el ‘problema’ y mindful eating es la ‘solución’. La atención plena se arraiga en la intención de sanar, despertar a nuestra vida tal cual es y hacernxs amigxs de quiénes somos, no se trata de arreglar o controlar desenlaces.
  • Que la salud está ubicada dentro del individuo. Por favor lee acerca de determinantes sociales de salud.
  • Que la salud es cuestión de elección. Por favor considera la realidad de vivir en un cuerpo, los principios biológicos (incluyendo genética), y después infórmate más acerca de sistemas de privilegio y opresión en intersección.

Necesitamos abogar por los derechos de todos los cuerpos a ser sostenidos en aceptación radical, respeto y confianza.

Necesitamos replantear nuestras enseñanzas para hacer espacio para que las personas de todos los tamaños y niveles de ‘salud’ sean nutridas en atención plena y compasión, sin esperar que los cuerpos cambien de manera externa como marcado de ‘éxito’, ‘progreso’ o de sanar.

Necesitamos honrar la ética de nuestra práctica para crear un mundo más justo, bondadoso y compasivo en el que no nos coludamos con la discriminación por el peso y la cultura de las dietas.

Necesitamos dejar de promover y vender discriminación por el peso y la talla. Necesitamos dejar de promover capacitismo, salutismo y nutricionismo disfrazados de mindfulnessmindful eating o compasión. Necesitamos dejar de coludirnos con la opresión corporal y la mentalidad de dieta.

Si te interesa leer más al respecto, como punto de inicio te recomiendo los libros: Body Respect de Linda Bacon & Lucy Aphramor y Body of Truth de Harriet Brown. Te recomiendo también los artículos al respecto por Lucy Aphramor, Jacqui Gingras y Tracy Tylka. Puedes también participar en alguno de mis entrenamientos o programas de mentoreo y supervisión para profesionales de salud, o tal vez se te antoje este curso en línea de Be Nourished (disponible en español).

La evasión espiritual o spiritual bypassing es un término acuñado por John Welwood para describir el uso de prácticas y creencias espirituales para evitar lidiar con nuestros sentimientos dolorosos, heridas no resueltas o necesidades de desarrollo. Puedes leer más aquí y aquí.

 

Acerca de la autora:

Lilia Graue es médica, psicoterapeuta, instructora certificada de Mindful Eating y Proveedora Certificada de Body Trust®. Es pionera en el ámbito de alimentación consciente, cuidado con enfoque inclusivo de todos los cuerpos (antes en Salud en Todas las Tallas y ahora en Well Now) en el mundo de habla hispana. Fundó y dirige Mindful Eating México® y fungió como Vicepresidenta de The Center for Mindful Eating.